domingo, 29 de abril de 2012

The Darwin Awards





El ser humano es competitivo por naturaleza, sin esa obsesiva pulsión por ganar no podría explicarse la evolución y sin evolución no podríamos explicar cómo hemos realizado un filtro natural hasta quedar sobre la tierra los especímenes más competentes (imaginad como serían los otros...). A mediados de los años 80 se crearon los premios "Darwin", cuya intención es premiar de forma más bien irónica a aquellos que se han apartado de la carrera de perpetuar sus genes de la forma más estúpida o bizarra. Sin pretenderlo, estos premios nos muestran la asombrosa capacidad competitiva de aquellos que, por no vivir con la pesada losa de la derrota, dieron su vida por una apuesta.

De esta manera un joven suizo en sana rivalidad con su amigo y compañero de habitación de hotel, pugnaba por el honorifico título de ver quien esputaba más lejos (Lo que ya debería constar como Deporte Olímpico o parte del descanso de la Superbowl si hubiese un poco mas de sentido del espectáculo).car cómo hemos realizado un filtro natural hasta quedar sobre la tierra los especímenes más competentes (imaginad como serían los otros...). A mediados de los años 80 se crearon los premios "Darwin", cuya intención es premiar de forma más bien irónica a aquellos que se han apartado de la carrera de perpetuar sus genes de la forma más estúpida o bizarra. Sin pretenderlo, estos premios nos muestran la asombrosa capacidad competitiva de aquellos que, por no vivir con la pesada losa de la derrota, dieron su vida por una apuesta.

ARRIBA:Uno de los mas firmes candidatos a conseguir un premio Darwin.

Winona Ryder logra robar varios planos a sus compañeros en la película de 2006 (Se supone que solo eso)


ARRIBA: El firme candidato después de haber conseguido su objetivo.¡Enhorabuena campeón!

Imagínense la escena digna de una película tipo Hoosiers mostrando una bellísima historia de superación personal...Compañero de habitación...una bola de miedo y tensión le atraviesa la garganta. Sabe lo que hay en juego. Las reglas sobre el tapete, la rueda girando caprichosamente mientras todas las fichas se amontonan sobre el rojo, una única ronda, a muerte súbita, un cara o cruz frenético, la gloria del vencedor en un único instante.


Se agarra a la barandilla. Buen comienzo, giro perfecto de cabeza, los músculos del cuello tensándose hasta sus límites. Su amigo observa incrédulo como la magnífica flema de su compañero se eleva majestuosa hasta tapar el sol, traza una parábola de incalculable belleza y se pega al pavimento con altivez. Y allí esta, como si tuviese vida propia. Mirándole con un rictus de burla y desprecio. En un primer instante baja la cabeza sintiendo como si no quedase más remedio que aceptar la derrota pero no...No será así. Hoy no, piensa mientras levanta de nuevo la cabeza. Hay días en que ser neutral no es suficiente.


Hoy es uno de esos días.

Sin mediar palabra entra en la habitación y sorbe ruidosamente un refresco de cola. "Soy el mejor en mi trabajo" repite para sus adentros. Los insultos del jardinero del hotel parecen haberse convertido en palmas y ánimos. Regurgita con furia y comienza a correr hacia la terraza. En el piso de abajo un jubilado suelta el mando a distancia al escuchar los espídicos pasos. Algo en su interior le dice que algo grande está a punto de ocurrir.

El compañero de habitación rueda sobre la cama esquivando la embestida. En su retina se repite el rostro deformado de su amigo. Los labios sobresaliendo de la cara como si estuviese silbando. Pero no es un silbido lo que su boca retiene. Apenas es consciente de lo que esta viviendo, la imagen le traslada a otros tiempos...tiempos de supervivencia, a otras leyes...la ley del más fuerte y a otros mundos...mundos en que la lealtad a uno mismo es lo único que importa. Hace tiempo que los samuráis han desaparecido pero el 'bushido', su código de conducta permanece vivo en aquel corajudo suizo. Rectitud, coraje, honor, lealtad...

Apoya las manos en la barandilla mientras un rugido escapa de su garganta, el jardinero baja la petaca y se gira hacia el gutural sonido, el compañero observa impotente desde la cama, el jubilado compra una película en "Taquilla X". Suelta el esputo con violencia. La garganta parece arder por el esfuerzo. Los ojos cerrados por el esfuerzo como si con ello lograsen mitigar el dolor. En el parpadeo que sigue a su ejecución comprueba que algo que no está donde debe. La bola de saliva con cola desciende delante de sus ojos. Una rápida mirada al suelo le hace sonreír. Su compañero era bueno...pero hay días en que eso no es suficiente.

"Hoy es uno de esos días" es su último pensamiento antes de que su cuerpo caiga sobre el pavimento manchado por la batalla.

El jardinero observa la mirada congelada de los azules ojos del último superviviente de una ideología extinta. En ellos logra ver toda la rabia y ambición que le hizo deslizarse por el filo de una cuchilla.

"El éxito nunca fue un antídoto contra el fracaso" piensa el jardinero mientras dedica un largo trago en honor al joven...

Y es que hay días que hasta cuando ganas pierdes.

3 comentarios:

  1. Jamás hacer el imbecil pareció algo tan magnífico.

    Bravo

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    Respuestas
    1. Hacer el imbécil siempre es la opción mas inteligente.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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