lunes, 11 de noviembre de 2013

11

Donnie se cambió el balón a la mano izquierda y lo protegió con la rodilla mientras con la mano derecha le hacía gestos a su hermano mayor, Nicki de quince años, para que le hiciese un bloqueo. El suelo mojado y la fina capa de lluvia que caía le dificultaba realizar una rápida entrada a canasta marca de la casa. Nicki se puso rápidamente a la izquierda del defensor de Donnie. Este amagó con una finta de cadera irse por el lado izquierdo para penetrar con gran velocidad por la línea de fondo. El defensor de Nicki reaccionó enseguida e hizo el cambio defensivo cerrándole el camino.

Nicki cortó hacia canasta procurando pisar fuerte para no resbalar. Donnie picó el balón mirando hacia otro lado, con la suficiencia de quien ya se sabe ganador. Sin embargo el balón botó en un charco y en vez de tomar dirección hacia su hermano se elevo caprichosamente. El defensor, que se había quedado clavado ante la puerta atrás de Nicki, reaccionó lanzándose a por el balón. El cual pareció tener otros planes al resbalársele de la mano y salir de la cancha para caer rodando por el terreno de tierra circundante.

-          Ya es mala suerte Donnie, para una vez que me pasas el balón…
-          Y ya ves lo que ha ocurrido. Es un error que no volveré a cometer- respondió sonriendo.
-          Bueno, ir a por el jodido balón para que podamos acabar con esto- dijo uno de los muchachos.
-          Tú has sido el último en tocarlo, así que ya sabes lo que tienes que hacer.
-          No, si lo que pretendéis es acabar el partido- respondió llevándose las manos a la nuca- Sacáis vosotros así que ¿Por qué no os dais una vuelta para cogerlo y acabar con esto?
-          Ya voy yo- resopló resignado Donnie.

Se quedaron un rato mirando como bajaba por la resbaladiza tierra en espera de alguna caída que les pudiese alegrar el viaje en autobús hacia el colegio, que tenían que realizar en quince minutos.

Movieron la cabeza desilusionados al ver que no ocurría. Nikki se volvió hacia sus rivales amenazante.

-          Veinte a dieciocho, disfrutad de este momento, porque en cuanto vuelva mi hermano con el balón os meteré la canasta de la victoria en la puta cara- se pavoneó.
-          ¿Veinte a dieciocho? ¿De que cojones estas hablando? Dijimos que las canasta de dos valían uno y los triples valían dos.
-          Muy bien enano, parece que te sabes las reglas- respondió socarrón.
-          Y tú parece que no las aplicas. ¿Qué pasa con el triple que clavé desde la esquina?
-          ¿El triple?...El triple que… ¿De qué cojones hablas?
-          Veinte a diecinueve, de esos cojones hablo.
-          ¡Tenias media zapatilla dentro!- se dio la vuelta para dirigirse a su hermano- ¡Eh! ¡Donnie!


…¿Donnie?...




            Crissy estaba cubierta por un manto blanco y un hermoso aura de tranquilidad. Le llamó meciendo suavemente la mano. Casi podía oler su perfume. El deseo de sentir el calor que siempre desprendían sus abrazos se apoderó de él.

            Se acercó y cogió su mano. Acarició con la yema de los dedos su cálida piel.

            Sintiendo la vida en cada célula de su cuerpo.

            Sintiendo como su olor le rodeaba en un abrazo.

            Miró sus profundos ojos, poseedores de inteligencia, comprensión, amor…el mismo sentido de la vida en cada caer de párpados.

            Supo de inmediato que estaba soñando. El ser consciente de ello le podía despertar en cualquier momento. Como si el propio cuerpo se activase al sentir esos deseos. Se activase para intentar cumplirlo también en la realidad.

            …Pero era imposible en este caso.

            Hablo con ella sintiéndose empapado por sus palabras. Sin sonido. Sus labios parecían tener la facultad de ver, oír, tocar, sentir, pensar…Lo que pudiese decir sería producto de su imaginación. Su cerebro conversando con otra parte de su propio cerebro. Daba igual. Allí estaban sus labios. Rojos y brillantes. Apareciendo con dignidad en medio del horror.

            Ella se elevó invitándole a seguirla con un movimiento del dedo. Dio un titubeante paso hacia ella para quedarse quieto y mirarla implorante de perdón. “Todavía no, mi amor”. Se alejó flotando con la sonrisa marcada todavía en su cara. Allí donde iba el tiempo y las dudas no existían. Hubiese deseado abrazarla con todas las fuerzas necesarias para llevarla al mundo real en cuanto despertase. “Todavía no, mi amor”. Se dio la vuelta. Dándola la espalda mientras ella se alejaba hasta convertirse en un brillante punto en el firmamento.

            “Todavía no…”

            Su torso se elevó hasta quedar vertical. Sudaba y jadeaba.

            Y estaba solo.




-          No pienso coger el balón- dijo Donnie.
-          Si, por mí que se lo quede- respondió Nikki señalando con la barbilla hacia abajo.

A escasos centímetros de sus pies un cuerpo sin vida estaba retorcido en contorsión imposible. Como si estuviese en busca de una salida. El rictus de horror dominaba por completo su rostro.


La lluvia descendía dulcemente sobre él formando regueros que descendían serpenteantes.

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